miércoles, 14 de mayo de 2014

Hombre iluminados! ¡ Hombres libres!

Antonio José Jiménez Frías
En el mercado espiritual encontramos múltiples caminos para elegir, y el buscador normalmente va de compras hasta que encuentra uno que le agrada.
El Maestro Eckhart, místico cristiano alemán que vivió de 1260 a 1328, dice:
“Todo aquel que busque a Dios siguiendo un camino en particular acabará dominando el camino y perdiendo a Dios, ya que está escondido en el camino.
Sin embargo, todo aquel que busque a Dios sin seguir ningún camino en particular, lo encontrará tal como Él es... y Él es la vida misma”.
Dice Ramana Maharshi:
“No hagas ningún esfuerzo por avanzar o por renunciar; el propio esfuerzo es una esclavitud”.
En lugar de ver directamente aquello que Es, el buscador continúa esperando un acontecimiento de iluminación futura, sin admitir que él ya está —y siempre ha estado— en su verdadero hogar. 
Muchas veces intenta imaginar cómo debe ser alcanzar esa comprensión final en la que Dios y el universo le revelan sus secretos. Al hacerlo, pasa por alto el hecho de que su mente es también una manifestación de este universo y, como tal, no está capacitada para comprenderlo.
La invitación para ver el Ser se está realizando en este preciso instante, y la guía de un maestro formal, aunque pueda servir de ayuda a muchos, no es necesaria.
No hay reglas fijas con respecto a cómo debería producirse la Iluminación. El problema con las nociones preconcebidas sobre el tan deseado santo grial de la verdad y sobre el envoltorio en el que este grial debe ser entregado, es que estas nociones, impiden que el buscador vea que la liberación que busca está siempre totalmente presente e instantáneamente disponible.
Shankara, decía:
A veces desnudos, a veces locos,
a veces como eruditos, a veces como ignorantes,
así aparecen sobre la tierra
¡los hombres libres!
Nisargadatta Maharaj dice:
“Sólo tenga presente la sensación "Yo Soy", fusiónese con ella, hasta que su mente y la sensación se conviertan en una. Mediante reiterados intentos encontrará el equilibrio adecuado de atención y afecto y su mente se establecerá firmemente en el pensamiento-sensación "Yo Soy".
“El buscador es quien está a la búsqueda de sí mismo. El verdadero maestro es la vida misma.
Abandone todas las preguntas excepto una: "¿Quién soy yo?". Después de todo, el único hecho del que usted está seguro es que usted Es.
El "Yo Soy" es cierto.
El "yo soy esto" no lo es. Esfuércese por descubrir lo que usted es en realidad.
Para saber lo que usted es, primero debe investigar y conocer lo que usted no es.
Descubra todo lo que usted no es — el cuerpo, los sentimientos, los pensamientos, el tiempo, el espacio, esto o aquello—
Cuanto más claramente comprenda que en el nivel de la mente usted solo puede ser descrito en términos negativos, antes llegará al final de su búsqueda y antes comprenderá que usted es el Ser Ilimitado.
Nada, concreto o abstracto, que usted perciba puede ser usted. El acto mismo de percibirlo muestra que usted no es eso que percibe.
Nisargadatta Maharaj también predica la idea radical de que no hay tal cosa como un "hacedor". Según él y otros instructores de Vedanta, ya que nuestra verdadera naturaleza o identidad no son la mente, ni el cuerpo, sino el testigo de la mente y el cuerpo, nosotros, como pura conciencia, no hacemos nada.
La mente y el cuerpo actúan por su propia cuenta, y nosotros somos los testigos de ellos, aunque a menudo la mente piensa que ella actúa. Esta falsa idea (que la mente es el yo) es lo que nos impide el reconocimiento de nuestro Yo.
Nisargadatta advierte:
"La fuerza de la vida [prana] y la mente funcionan [por su propia cuenta], pero la mente intentará hacerle creer que es "usted". Por lo tanto, comprenda siempre que usted es el testigo intemporal e infinito. Y aunque la mente le diga que usted es el que está actuando, no crea a la mente. [...] El aparato [mente, cuerpo] que está funcionando finge ser su esencia original, pero usted no es ese organismo."
Cuando se le preguntaba acerca de sus datos biográficos, Maharaj solía decir que "yo nunca he nacido". Para él, la esencia de su ser es eterna conciencia, pura y siempre libre, que no está confinada en un específico cuerpo-mente.
Sabes, tenemos esta idea..., la mente tiene una idea de cómo es la iluminación; es la lotería, la lotería espiritual. Es la mayor lotería que puedas ganar. Es mejor que ganar cien millones de euros porque lo tienes todo; simplemente estás ahí, estás totalmente seguro, te sientes dichoso y todo es maravilloso.
Yo solía creer que las gentes devenían efectivamente iluminadas, y que el evento era similar al de alguien que gana el premio gordo de una lotería nacional. Una vez ganado el premio, al beneficiario le estaban garantizadas en adelante la felicidad permanente, la infalibilidad y la bondad incorruptible.
En mi ignorancia, pensaba que estas gentes habían obtenido y que poseían algo que les hacía especiales y totalmente diferentes de mí. Esta idea ilusoria reforzaba en mí la creencia de que la iluminación era virtualmente inobtenible excepto para unos pocos extraordinarios y elegidos.
Estos errores brotaban de alguna imagen que yo tenía de cómo debía parecer un estado de perfección. Yo no era capaz de ver que la iluminación no tiene nada que ver con la idea de la perfección. Estas creencias se acentuaban fuertemente cuando comparaba mis inadecuaciones imaginadas con la imagen que tenía de cualquier «héroe espiritual» que acontecía que me atraía en ese momento.
Y ahí reside la dificultad porque, por supuesto, en realidad la iluminación no es así en absoluto. La iluminación, la liberación, es total y absolutamente ordinaria. No es maravillosa. No es dichosa, no es la respuesta a todas las cosas. La vida sigue. Sigue tal como seguía antes. Y lo que se abandona en la liberación es el sentido de que haya alguien a quien le está ocurriendo la vida. La liberación es ausencia, la liberación es pérdida, la pérdida de la separación. Y en esa pérdida, el vacío se llena.
Tenemos presencia (o moramos en la presencia) cuando somos conscientes de que las imágenes que aparecen (los sonidos que percibimos, o las emociones que experimentamos, o los pensamientos que se nos ocurren) son formas que surgen en el seno de la conciencia.
La presencia la percibimos de forma directa, sin intermediarios, ya que es algo íntimo e inseparable de nosotros mismos.
La presencia es algo no conceptual (aunque aquí no tengamos más remedio que tratar de describirla de manera conceptual).
Nos damos cuenta de que somos esa presencia, y que, por tanto, nadie nos la puede arrebatar.
Conocemos la conciencia porque "somos" esa conciencia.
La presencia no puede, por tanto, separarse de la conciencia porque es ella experimentándose a si misma.
Al estar en presencia estamos entrando en contacto directo con nuestro Ser.
Por ello, la presencia sólo tiene sentido en el presente. Sólo en el presente podemos percibir que somos, o, lo que es lo mismo, sólo somos en el presente.
Si dejamos el presente, también abandonamos la presencia.
Es por ello, que cuando practicamos la meditación correctamente, estamos desarrollando la presencia. Y cuanto más practiquemos, más fácil nos resultará volver a la presencia en cualquier momento del día, incluso en el curso de cualquier otra actividad. El ideal a largo plazo, en mantener continuamente la presencia, sea lo que sea lo que estemos haciendo en cada momento.
Aquellos que han comprendido y abrazado plenamente la iluminación no tienen absolutamente nada que vender. Cuando comparten su comprensión, no necesitan embellecerse a sí mismos o lo que comparten. Tampoco tienen ningún interés en ser madres, padres o maestros de nadie.
La exclusividad engendra exclusivismo, pero la libertad se comparte a través de la amistad.
Ese vacío también es plenitud.
En la nada —cuando no hay nada— el todo llena la nada.
Todo lo que hay es esto. Y esto es Ser. Ser..., ser habitación, Ser cuerpos, Ser asientos. Todo lo que hay es Ser.
Todo lo que hay es Ser, y el Ser es tanto nada como todas las cosas. 
 La liberación trae consigo la toma de conciencia de que no hay reloj, de que no hay soñador, de que no hay buscador, no hay gurú, no hay despertar o liberación...; todo lo que hay es Ser.

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